El partido entre el Calasanz cadete y el Salamanca B, correspondiente a la undécima jornada de la Segunda División Regional, terminó en una batalla campal con puñetazos y agarrones entre jugadores y aficionados de ambos equipos. La victoria del Calasanz por 1-2 quedó empañada por el comportamiento antideportivo en el campo de El Tori. El encuentro ya tuvo los ánimos encendidos durante los noventa minutos entre los jugadores de ambos equipos. Sin embargo, al final del partido se desarrollaron una serie de comportamientos que no se deben volver a ver, y menos aún en un partido entre conjuntos de la cantera donde el deporte tiene que ser formativo. "El encuentro lo calentaron los padres de los jugadores del Salamanca B con insultos desde la grada tanto al árbitro como a nuestros jugadores", comentó el entrenador del Calasanz, Sergio Sancho. Según La Gaceta de Salamanca, un jugador del Salamanca B fue expulsado por «dar un puñetazo en la cabeza al portero visitante en el terreno de juego». Inmediatamente después también fueron expulsados con roja directa dos futbolistas del Calasanz. El primero sujetó a un rival «por el cuello» y tras esto «propinó un puñetazo a un aficionado que había saltado al terreno de juego», mientras que su compañero golpeó «con el puño en la nuca de un jugador local». El técnico del Calasanz también fue golpeado. "Cuando me estaba llevando a mi portero para separarlo me dieron un golpe en la cabeza", indica Sancho. Estos incidentes se prolongaron en la grada y, según el periódico salmantino, una decena de aficionados de "ambos equipos» saltaron al terreno de juego. Uno de ellos propinó un puñetazo al portero visitante por la espalda, algo que fue respondido por el guardameta con «un puñetazo en la espalda». Desde el Calasanz matizan que "aficionados nuestros sólo había dos parejas de padres que en ningún momento saltaron al campo. Incluso fueron acorralados por los seguidores locales hasta que llegó la Guardia Civil". La Gaceta de Salamanca también relata que un jugador del Calasanz de Soria corrió en dirección a los jugadores del Salamanca B, «dando a uno de ellos un puñetazo en la cabeza» y acto seguido, «salió corriendo sin llegar a alcanzarle los jugadores rivales». La Guardia Civil se desplazó al lugar para calmar los ánimos. Desde el Calasanz se condenaron a través de las resdes sociales estos incidentes.