La llegada anticipada del invierno exige medidas. No basta con encender la calefacción, es crucial aislar correctamente el hogar y gestionar el calor en cada estancia. Hábitos diarios ayudan a mantener una temperatura estable sin consumos excesivos. Reforzar ventanas, puertas y suelos fríos con burletes, cortinas gruesas o alfombras reduce las fugas térmicas. Aprovechar la luz solar durante el día y cerrar la casa por la noche estabiliza la temperatura interior. Distribuir el calor es vital. Evitar obstruir radiadores con muebles y cerrar estancias sin uso concentran la temperatura. Ventilar poco tiempo en las horas menos frías previene descensos bruscos. Programar la calefacción para que se active antes de los momentos críticos mantiene una temperatura progresiva. Termostatos inteligentes y una regulación manual entre 19 y 21 grados ofrecen buenos resultados. Revisar radiadores y purgar el aire es clave para un sistema homogéneo. Purificar filtros, revisar calderas y evitar obstrucciones garantizan un funcionamiento óptimo. Usar ropa de abrigo en casa y colocar textiles térmicos mejoran la sensación térmica.