Conocida como la 'piedra del abanico', esta roca de entre 10 y 20 millones de años de antigüedad, perteneciente a la era Terciaria, se ha convertido en un reclamo turístico en un pueblo soriano. En su superficie, se pueden observar huellas fosilizadas de troncos y hojas de palmera, un testimonio de que en esta localidad, hoy de inviernos fríos, hubo un clima tropical. José Antonio Gonzalo, presidente de la Asociación de Amigos de Calatañazor, describe este fósil como "muy peculiar, singular y casi único", destacando la rareza de encontrar fosilizaciones de palmeras de la era Terciaria. La 'piedra del abanico' demuestra que la Península Ibérica estuvo más cerca del Ecuador, permitiendo la existencia de estas palmeras. La disposición de tallos y hojas sugiere que una corriente de agua saturada de carbonatos recubrió la palmera caída, adoptando sus formas. Calatañazor, edificado sobre una roca formada hace 11 millones de años, ofrece formaciones geológicas clarificantes, como los bucles visibles en el río Abión.